Si queremos ser buenas
secretarias, debemos formarnos para ello, un punto clave a
tener en cuenta es la comunicación.
Cuando decimos que nos hemos
comunicado, ¿qué queremos decir?
Veamos un ejemplo práctico:
nuestro jefe se acerca y nos dice: Te dejo este informe para mecanografiar “Es
urgente”!!
Nuestra primera reacción es
dejar todo lo que estemos haciendo y ponernos manos a la obra con el informe.
Una hora más tarde el informe está listo se lo llevamos, pero nuestro jefe no
está, lo dejamos encima de su mesa, una hora y media después el informe sigue
sobre la mesa de nuestro jefe, poco tiempo después regresa nuestro jefe y le
decimos, el informe está sobre su mesa, y agregamos: me pareció que lo
necesitaba urgentemente. Y nos responde: sí gracias, lo necesitaba para
hoy a la cinco.
¿Qué pasó? ¿Realmente nos habíamos comunicado?
Aquí hay un claro fallo de
comunicación su “urgente” y nuestro “urgente” NO ERAN LO MISMO.
De haber sabido que el informe
era para las cinco de la tarde seguramente hubiéramos organizado nuestra mañana
de otra forma.
Debemos plantearnos ¿cómo
podemos evitar este tipo de fallos en la comunicación? y si suceden, ¿cómo
solucionarlos?
Tenemos que tener en cuenta que
la comunicación no es, únicamente pronunciar palabras y esperar que ocurra lo
mejor. En realidad cuando intercambiamos ideas entre interlocutores debemos
preguntarnos:
Cuando yo soy receptor: ¿he
comprendido el verdadero mensaje?
Cuando soy emisor: ¿habrá
comprendido el mensaje el receptor?
Transformemos el ejemplo
anterior, en un buen ejemplo de comunicación:
Nuestro jefe dice: Te dejo este
informe para que lo mecanografíes, es urgente.
Nuestra contestación: Muy bien,
¿a última hora de la mañana le parece bien?
Nuestro jefe: Bien, perfecto, lo
necesito sin falta para las cinco de la tarde.
Nuestra contestación: De
acuerdo
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